El crimen del Padre Amaro by José María Eca de Queiroz

El crimen del Padre Amaro by José María Eca de Queiroz

autor:José María Eca de Queiroz [Queiroz, José María Eca de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Portugal; Iglesia; Catolicismo; Hipocresía; Abuso; Canonigo; Padre; Parroco; Politica; acoso sexual; acoso; pedofilia; Papa; Vaticano; sometimiento; poder; religion;
ISBN: 978-987-46606-4-0
editor: Pampia Grupo Editor
publicado: 2018-08-17T03:00:00+00:00


—Tengo cincuenta y cinco años —dijo, después de haber bebido hasta la última gota de oporto— ¡y es la primera vez que me veo en un asunto como éste!

El padre Amaro, más tranquilo ahora, afectando valor, se burló del padre Silverio:

—Se ha tomado usted el asunto muy a lo trágico, colega… Y eso de que es la primera vez, vamos… Todo el mundo sabe que el colega tuvo una agarrada con Natario…

—¡Ah, sí —exclamó Silverio—, pero eso era entre sacerdotes, amigo!

Pero Amparo, aún muy temblorosa, llenando otra vez la copa del señor párroco, quiso saber “los detalles, todos los detalles…”.

—Señora mía no hay detalles. Solo que yo iba aquí con el colega… Íbamos charlando… El hombre se acercó a mí y, como yo estaba desprevenido, me dio un golpe en el hombro.

—Pero ¿por qué? ¿Por qué? —exclamó la buena señora, mientras apretaba las manos, asombrada.

Entonces Carlos dio su opinión. Él había dicho, delante de Amparito y de doña Josefa, la hermana del respetable canónigo Dias, hacía unos días, que estas ideas de materialismo y ateísmo estaban llevando a la juventud a los más nocivos excesos… ¡Lo que él no sabía es que estaba profetizando!

—¡Fíjense Sus Señorías en este muchacho! Empieza olvidando todos los deberes de cristiano (así nos lo dijo doña Josefa), se junta con bandidos, se burla de los dogmas en los cafés… Después, atentos Sus Señorías la progresión, no contento con estos extravíos, publica en los periódicos ataques viles contra la religión… Y por último, tomado por un vértigo de ateísmo, se lanza, delante de la misma catedral, sobre un sacerdote ejemplar (no lo digo porque Su Señoría esté presente) ¡e intenta asesinarlo! Ahora, pregunto yo, ¿qué hay en el fondo de todo esto? ¡Odio, puro odio a la religión de nuestros padres!

—Lamentablemente, así es —suspiró el padre Silverio.

Pero Amparo, indiferente a las causas filosóficas del delito, ardía en curiosidad por saber qué estaría pasando en el ayuntamiento, que diría el escribiente, si lo habrían esposado… Carlos se mostró dispuesto a ir a averiguar.

De hecho, dijo, era su deber, como hombre de ciencia, informar a la justicia sobre las consecuencias que podía traer un puñetazo, dado con toda la fuerza del brazo, en la delicada zona de la clavícula, aunque, alabado sea Dios, no había fractura ni hinchazón. Y sobre todo quería aclararle a la autoridad, para que tomase sus medidas, que aquella tentativa de golpiza no provenía de la venganza personal. ¿Qué podía haberle hecho el señor párroco de la catedral al escribiente de Nunes? ¡Procedía de una importante conspiración de ateos y republicanos contra el sacerdocio de Cristo!

—¡Es cierto, es cierto! —dijeron los dos sacerdotes gravemente.

—¡Y es lo que voy a probarle cabalmente al señor alcalde del municipio!

En su celosa precipitación de conservador indignado, salía incluso con las zapatillas y la bata de laboratorio puestas pero Amparo lo alcanzó en el pasillo:

—¡Pero, hijo! ¡La levita, ponte la levita al menos, que el alcalde es protocolar!

Ella misma le ayudó a ponérsela, mientras Carlos, con la imaginación trabajando



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.